El Resumen
La historia nos pone al lado de Gregorio Samsa, un hombre
común que, de un día para otro, se convierte en un insecto gigante, con un
cuerpo completamente diferente y de muchas patas inferimos que se trataría de
un escarabajo gigante. Gregorio se despierta una mañana ya convertido en este
insecto y a pesar de que ya iba tarde para un viaje de trabajo, al que por
cierto nunca llegaba tarde o faltaba, no se podía levantar, se estaba
acostumbrando a su metamorfosis espontanea. Sus pequeñas patas se movían sin
parar y él no se podía mover a causa de su inmenso caparazón trasero, sin
embargo aún querría poder alcanzar el siguiente tren para su viaje, de lo
contrario, perdería su trabajo.
Eventualmente, toda su familia empezó a preocuparse,
Gregorio nunca llegaba tarde al trabajo y seguramente algo tenía que haber
salido mal, su madre, padre y hermano le preguntaban a través de las tres
puertas en su cuarto, y Gregorio solo atinaba a responder que todo estaba bien
con oraciones cortas, la metamorfosis había afectado también el sonido de su
voz, ahora sonaba completamente diferente. El pobre hombre sabía que de no ir
al trabajo lo vendrían a buscar y muy probablemente lo perdería, y así mismo,
minutos después de perder el segundo tren, hubo un llamado a la puerta, el
gerente que venía a ver si todo andaba bien.
Gregorio se armó de valentía y trató con todas sus fuerzas
de salir de su cama y tras un gran esfuerzo, cayo de patas abajo al suelo,
finalmente se sentía cómodo, sus patitas le seguían a donde quería ir y al
llamado del gerente pudo responder que todo se encontraba bien y que ya salía
para verlo. Las palabras del gerente parecían sospechosas para Gregorio, como
si algo no estuviera andando bien en el trabajo, sin embargo él seguía esforzándose
para abrirle la puerta, a través de la cual le seguía hablando, sin embargo,
donde Gregorio escuchaba palabras comunes, el gerente y su familia al otro lado
solo podían oír sonidos indescifrables.
Después de unos minutos, Gregorio logró abrir la puerta,
solo para que los tres del otro lado quedaran fríos al presenciar la
transformación. Su madre se desmayó, el gerente huyó y al tratar de alcanzarlo,
Gregorio pudo sacar su enorme caparazón por la estrecha puerta, sin embargo, su
padre asustado le empujó de vuelta, hiriendo así el caparazón de Gregorio. Esa
noche Gregorio durmió por horas, pero cuando despertó, encontró una bandeja con
su comida preferida, una comida que ahora sabía horrenda, decepcionado, volvió
a donde estaba y continuó durmiendo.
La mañana siguiente, su hermana Greta encontró la bandeja
llena e inmediatamente supo qué hacer. Volvió con una bandeja llena de
alimentos en mal estado y al acercarse, Gregorio se dio cuenta de que lo que
una vez fue comida asquerosa en estado de putrefacción, ahora era un manjar.
Gregorio se daba cuenta de que, a pesar de que su hermana le atendía llevándole
comida y limpiando su cuarto, su familia le tenía miedo, su madre insistía en
verlo pero su padre y Greta no estaban de acuerdo.
Después de un tiempo, Gregorio se dio cuenta de que podía
caminar por las paredes y el techo, ese era su nuevo pasatiempo y, Greta se
daba cuenta al ver sus huellas por todos lados. La joven pensó que lo mejor
sería quitarle todo obstáculo que pudiera tener a la hora de andar por las
paredes, entonces convenció a su madre de que la ayude a quitar todos los
muebles, cuadros, etc. Fue así como Gregorio aprovechó que su madre estaba en
el cuarto para salir de donde estaba metido y revelar su no tan nuevo cuerpo.
Su madre se desmayó apenas lo vio y Greta fue a auxiliarla, Gregorio asustado
trató de escapar del cuarto caminando por el techo, sin embargo, se descuidó y
cayó sobre una mesa justo cuando su padre llegaba a la casa. Después de
perseguirlo arrojándole manzanas, Gregorio volvió a su cuarto, las cosas ya no
serían iguales.
Toda la familia cambió de empleo, Greta dejó de atender a
Gregorio como solía y contrataron una nueva criada, esta solo trataba mal al
pobre hombre y después de un tiempo, este estaba en un pésimo estado, rodeado
de basura, sucio y bañado en desechos. Fue por esos días que la familia decidió
acoger inquilinos para tener un dinero extra; a estos huéspedes los trataban
como reyes y una noche, Greta decidió tocar el violín para ellos. Gregorio
escuchando la bella música y conmovido por los recuerdos de la vida que solía
tener, se animó a salir de su cuarto. Uno de los inquilinos vio a Gregorio e
inmediatamente su padre los metió a los cuartos sin darles una explicación.
Los inquilinos ofendidos le anunciaron al padre de Gregorio
que, no solo no le pagarían un centavo, sino que también buscarían una
indemnización. La familia estaba en ruinas y Gregorio no entendía como siempre
su buena intención se convertía en un problema para la familia. Greta estaba
convencida de que Gregorio ya no era Gregorio, era un animal que habían estado
manteniendo en la casa y que debía morir, lamentablemente, Gregorio pensaba lo
mismo. Esa noche Greta encerró a Gregorio en su cuarto y a las tres de la
madrugada, el pobre hombre, ahora ya un insecto gigante, encogió su cabeza y
murió.
La criada se dio cuenta la mañana siguiente, sacó el cadáver
del cuarto y al ver que nadie quería hacer nada con él, se largó, al igual que
los inquilinos. Los tres restantes se dieron cuenta de que los ingresos sumados
eran suficientes para vivir en paz y hasta ahorrar un poco, es así como
decidieron salir a dar un paseo como no lo habían hecho hace un largo tiempo.
De esta manera, la familia olvidaba lo ocurrido y buscaba una nueva vida en
paz. El libro concluye así la historia de la metamorfosis de Gregorio.
Sergio Peña